Visitas

lunes, 20 de julio de 2015

No hay guerras civiles si echamos el pestillo.



 
Tengo la imperiosa  necesidad de llegar tarde a todos los sitios. Mi reloj interno debe haberse quedado sin cuerda. Mi mente debe jugar en otro espacio/tiempo, o qué sé yo.

Pero llegué temprano el día que te paré en aquel bar ‘de la esquina’ para empezar lo que hoy voy a escribir.

Llegué temprano para saber que contigo los días son más largos y las noches demasiado cortas.

Que los amaneceres son solo para bebernos los vientos y los mediodías, una excusa para salir a comernos el mundo.

Llegué temprano para que aparecieses tú y devolvieses a su lugar de origen mi sonrisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario